
¿El CPAP te causa molestias? Aprende a evitarlas
La terapia con CPAP (presión positiva continua en la vía aérea) ha demostrado ser uno de los tratamientos más eficaces para la apnea del sueño, según la American Academy of Sleep Medicine (AASM)
Sin embargo, muchas personas abandonan su uso en las primeras semanas debido a efectos secundarios que, si bien son comunes, pueden prevenirse o tratarse fácilmente.
¿Cuáles son los efectos secundarios más comunes del CPAP?
Iniciar una terapia con un dispositivo CPAP puede ser un cambio importante en la rutina de sueño. Es normal que, durante los primeros días o semanas, aparezcan ciertas molestias físicas o sensaciones incómodas.
Estas no suelen indicar que el tratamiento esté fallando, más bien indican que el cuerpo está en proceso de adaptarse a dormir con un flujo de aire constante y una mascarilla ajustada al rostro.
Algunos de los efectos secundarios más comunes que pueden presentarse al comenzar el tratamiento son los siguientes:
-
Resequedad o irritación nasal.
El flujo de aire constante puede resecar las vías respiratorias, especialmente si el equipo no incluye un humidificador. Esto provoca molestias como picor, ardor o sensación de nariz tapada, algo más frecuente en climas secos o fríos.
-
Dolor de cabeza al despertar.
Algunas personas reportan cefaleas leves por las mañanas. Estas pueden deberse a una presión de aire mal ajustada o a una congestión nasal no tratada. En la mayoría de los casos, ajustar el equipo resuelve el problema.
-
Hinchazón facial.
Si al despertar se nota inflamación en el rostro, podría tratarse de una presión excesiva de la mascarilla sobre zonas sensibles o acumulación de aire en los tejidos faciales.
-
Fugas de aire.
Cuando la mascarilla no se adapta bien al rostro, el aire puede escaparse por los bordes, lo que genera ruido, resequedad en los ojos y disminuye la eficacia del tratamiento. Elegir el modelo adecuado y realizar un buen ajuste puede evitar esta molestia.
-
Sensación de claustrofobia.
El uso de la mascarilla puede generar una sensación de encierro, especialmente en personas con ansiedad o que no están acostumbradas a tener objetos en la cara durante la noche. Este efecto suele mejorar con el tiempo o al cambiar el tipo de mascarilla.
-
Irritación en la piel.
El contacto continuo de la mascarilla con la piel puede provocar enrojecimiento, marcas o incluso pequeñas lesiones. Esto se puede prevenir ajustando correctamente el arnés o utilizando almohadillas protectoras.
-
Molestias en el pecho.
Algunas personas experimentan una leve incomodidad en el área torácica durante las primeras noches. Esto puede deberse al esfuerzo inicial de adaptarse a la respiración con presión positiva, y normalmente desaparece con el tiempo.
-
Ruido del equipo o sensación de presión.
Aunque los equipos actuales son bastante silenciosos, el sonido del aire o la presión continua pueden alterar el descanso, especialmente en personas con sueño ligero o alta sensibilidad auditiva.

¿El CPAP produce gases?
Otro de los efectos secundarios que pueden presentarse durante el tratamiento es la aerofagia por el uso del CPAP.
Aunque no siempre se habla de ella, muchas personas que comienzan a utilizar este tipo de terapia la experimentan en las primeras noches. La aerofagia consiste en tragar aire de manera involuntaria mientras se duerme, lo que genera una acumulación de aire en el sistema digestivo.
Esta acumulación puede provocar hinchazón abdominal, sensación de pesadez, eructos frecuentes, presión en el estómago e incluso dolor leve en la zona abdominal o en el pecho.
Algunos pacientes la describen como una molestia que aparece por la mañana, acompañada de distensión abdominal o necesidad de liberar gases a lo largo del día. En ciertos casos, puede afectar la calidad del descanso, ya que el malestar interfiere con la continuidad del sueño o provoca despertares nocturnos.
Este efecto está directamente relacionado con el funcionamiento del equipo, pues el aire que proporciona el CPAP entra a presión por la nariz o la boca para mantener abiertas las vías respiratorias. En algunas personas, parte de ese aire pasa accidentalmente al esófago y llega hasta el estómago, provocando los síntomas descritos.
Aunque no todas las personas que usan CPAP experimentan aerofagia, es importante reconocerla como una posible molestia asociada al tratamiento, especialmente en las etapas iniciales de uso o cuando el cuerpo aún no se ha adaptado a los cambios respiratorios durante el sueño.

¿Cómo evitar o reducir los efectos secundarios del CPAP?
Lograr que la terapia con CPAP sea cómoda desde el inicio es fundamental para mantener una buena adherencia al tratamiento.
Muchas personas abandonan el dispositivo no por falta de compromiso, lo hacen por molestias que podrían evitarse con pequeños cambios. Algunas recomendaciones que pueden ayudar a evitar o reducir los efectos secundarios son:
- Usar un CPAP con humidificador o incorporar uno al equipo.
El flujo de aire continuo que emite el CPAP puede provocar resequedad en la nariz y la garganta, sobre todo en climas fríos o secos.
Usar un CPAP con humidificador integrado o añadir uno externo ayuda a mantener el nivel de humedad adecuado en el aire que se respira, lo que disminuye notablemente la sensación de irritación, picor nasal o ardor.
Esta pequeña mejora puede hacer una gran diferencia en la comodidad nocturna, especialmente durante los primeros días de adaptación al tratamiento.
- Elegir una mascarilla que se ajuste al tipo de rostro
No todas las mascarillas funcionan igual para todas las personas. Hay modelos nasales, oronasales y con almohadillas que se adaptan mejor según la forma del rostro, el patrón de respiración y el nivel de comodidad deseado.
Conocer las características de los diferentes tipos de mascarillas CPAP puede ser clave para encontrar la ideal.
- Ajustar la mascarilla correctamente
La mascarilla debe estar bien sujeta, pero sin apretar demasiado. Un buen ajuste evita fugas de aire, reduce la presión sobre la piel y mejora la eficacia del tratamiento. Una mascarilla mal colocada puede causar marcas, incomodidad o interferir con el sueño.
- Llevar una rutina de limpieza constante
El mantenimiento del equipo es esencial para prevenir irritaciones, infecciones o problemas respiratorios.
Limpiar los componentes del CPAP como la mascarilla, el tubo y el humidificador diariamente evita la acumulación de bacterias, polvo y residuos que pueden generar complicaciones.
- Consultar con un especialista si las molestias persisten
Si después de hacer estos ajustes siguen apareciendo síntomas como dolor, fuga de aire, congestión o incomodidad abdominal, lo más recomendable es acudir a un profesional del sueño.
Un ajuste en la presión, un cambio de mascarilla o el uso de accesorios específicos puede mejorar notablemente la experiencia de uso.

¿Cuáles son las contraindicaciones del CPAP?
Aunque la mayoría de las personas puede utilizarlo sin inconvenientes, existen ciertas situaciones clínicas específicas en las que el uso del CPAP debe ser evaluado con mucha cautela, por ejemplo:
-
Insuficiencia cardíaca grave.
En pacientes con disfunción cardíaca avanzada, el uso de presión positiva continua puede afectar negativamente el equilibrio hemodinámico.
La presión del aire puede interferir con el retorno venoso al corazón o afectar la dinámica de llenado ventricular, lo que podría agravar los síntomas en casos de insuficiencia severa. Por eso, antes de iniciar esta terapia, es necesario realizar una evaluación cardiológica detallada.
-
Neumotórax no tratado.
El CPAP está contraindicado en personas que presentan un neumotórax activo (colapso parcial o total del pulmón).
La presión adicional del aire puede empeorar la condición al aumentar la entrada de aire al espacio pleural, lo que representa un riesgo potencialmente grave. En estos casos, el tratamiento con presión positiva solo se considera cuando la afección ha sido resuelta y bajo supervisión estricta.
-
Enfermedades respiratorias severas o inestables.
Pacientes con enfermedades pulmonares avanzadas, como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) descompensada, pueden no tolerar bien la presión constante del CPAP.
Estos cuadros clínicos suelen requerir un enfoque más específico, como la ventilación no invasiva con doble nivel de presión (BiPAP), que permite ajustar la presión inspiratoria y espiratoria por separado para facilitar la respiración.
En cualquiera de estos escenarios, el acompañamiento de un médico especialista en medicina del sueño o un neumólogo es esencial. Este especialista podrá valorar los riesgos, explorar alternativas como la ventilación asistida o el uso de dispositivos con parámetros ajustables, y definir el plan más seguro y efectivo para cada persona.
El CPAP es una herramienta poderosa, pero como todo tratamiento, debe adaptarse al contexto clínico de cada paciente. Ante la duda, siempre se recomienda una valoración individualizada antes de iniciar o continuar la terapia.

¿Por qué no se debe abandonar la terapia CPAP para apnea del sueño?
Suspender el tratamiento con CPAP puede parecer una decisión simple cuando aparecen molestias, pero sus efectos van mucho más allá de una noche mal dormida.
La apnea del sueño es un trastorno crónico que, sin tratamiento, provoca pausas frecuentes en la respiración y niveles bajos de oxígeno durante varias horas cada noche.
Este desgaste constante pone en riesgo la salud del corazón, el metabolismo, el sistema nervioso y también puede influir en el estado de ánimo. Además, afecta funciones como la memoria y la concentración, y aumenta el riesgo de sufrir accidentes durante el día por la somnolencia.
Dejar de usar el CPAP no soluciona la apnea, solo permite que los síntomas vuelvan y que las complicaciones se agraven. A diferencia de otros problemas respiratorios, este no desaparece por sí solo; necesita atención constante.
Si el equipo resulta incómodo, lo mejor es hablar con el especialista para hacer ajustes en la presión, probar otra mascarilla o considerar alternativas que se adapten mejor a las necesidades de cada persona.

También te puede interesar:
¿Qué es la apnea del sueño y cómo afecta la salud?
CPAP: ¿qué es y cómo mejora la calidad del sueño?
Es completamente normal sentir algunas molestias al comenzar a usar el CPAP. El cuerpo necesita tiempo para adaptarse a una nueva forma de dormir, y al principio es común experimentar incomodidades.
Lo bueno es que la mayoría de estos efectos se pueden resolver. A veces basta con hacer pequeños ajustes en la mascarilla, usar un humidificador, cambiar la presión del aire o probar un modelo que se adapte mejor a cada persona y a su estilo de vida.
Abandonar el tratamiento no ayuda a resolver el problema. Al contrario, acercarse a profesionales de la salud, informarse bien y adaptar el uso del CPAP a las propias necesidades puede mejorar notablemente el descanso y hacer que el tratamiento sea mucho más llevadero.
En Remify lo sabemos porque acompañamos a muchas personas en este proceso. Por eso, buscamos ofrecer orientación clara, opciones que se ajusten a cada situación y recursos que hagan más fácil adaptarse al tratamiento y recuperar un sueño reparador.