
¿Cómo usar el CPAP cuando tienes gripe o resfriado?
El CPAP forma parte del día a día de muchas personas con apnea del sueño. Les permite dormir mejor, despertar con más energía y sentirse bien a lo largo del día, algo que impacta de forma directa en su bienestar.
Pero hay momentos en los que esa rutina se vuelve difícil, como cuando llega un resfriado o una gripe. La congestión nasal, el dolor de garganta o la fiebre pueden hacer que usar el equipo resulte incómodo. En estos casos, ¿conviene seguir usando el CPAP o es preferible suspender su uso hasta sentirse mejor?
El CPAP forma parte del día a día de muchas personas con apnea del sueño. Les permite dormir mejor, despertar con más energía y sentirse bien a lo largo del día, algo que impacta de forma directa en su bienestar.
Pero hay momentos en los que esa rutina se vuelve difícil, como cuando llega un resfriado o una gripe. La congestión nasal, el dolor de garganta o la fiebre pueden hacer que usar el equipo resulte incómodo. En estos casos, ¿conviene seguir usando el CPAP o es preferible suspender su uso hasta sentirse mejor?
¿Por qué la gripe o el resfriado pueden dificultar el uso del CPAP?
La gripe y el resfriado afectan directamente las vías respiratorias superiores, que son las mismas por donde circula el flujo de aire generado por el dispositivo CPAP.
Uno de los problemas más comunes es la congestión nasal fuerte, que dificulta el paso del aire por la nariz. Esto hace que el aire presurizado encuentre más resistencia al entrar, lo que puede provocar una sensación incómoda de presión, e incluso de opresión, en la cara o el pecho.
También es frecuente que se acumule mucosidad en la nariz o en la garganta. Cuando eso ocurre, el aire del CPAP puede provocar ruidos molestos, como burbujeos o vibraciones, al pasar por zonas parcialmente bloqueadas. Esto puede generar sensación de ahogo o necesidad de respirar por la boca, complicando especialmente el uso de mascarillas nasales.
Otra dificultad frecuente es la irritación de las vías respiratorias. El aire del CPAP, aunque es parte del tratamiento, puede aumentar esa molestia si no está bien humidificado, provocando sequedad o ardor que normalmente no se siente. Esto puede hacer que usar el equipo resulte más molesto mientras duran los síntomas.

Sueño interrumpido durante el resfriado
Debido a los múltiples síntomas y molestias que se presentan con la gripe y el resfriado, lograr un sueño continuo se vuelve cada vez más difícil. El cuerpo, al encontrarse más sensible, reacciona con pequeños despertares ante cualquier incomodidad
En quienes viven con apnea del sueño, estas interrupciones se suman a las pausas para respirar que ya ocurren de forma repetida mientras duermen. Estas pausas, causadas por el cierre parcial o total de las vías respiratorias, ya fragmentan el descanso por sí solas. Con los síntomas del resfriado, el sueño se vuelve aún más interrumpido y superficial.
Aunque los despertares sean breves, su repetición constante impide alcanzar las fases profundas del sueño, que son clave para que el cuerpo se recupere, repare tejidos y refuerce el sistema inmune.
Por eso, al despertar es común sentirse agotado, con la mente nublada y el ánimo alterado, incluso después de haber pasado muchas horas en la cama.
Mantener el uso del CPAP, con algunos ajustes según el malestar del momento, puede ayudar a reducir estas interrupciones.

Consejos para seguir usando el CPAP durante la gripe o el resfriado
Algunas de las estrategias que pueden mejorar la tolerancia al CPAP cuando se tiene una gripe o resfriado son:
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Elegir una mascarilla facial completa en lugar de una nasal
En situaciones donde la obstrucción nasal es marcada, una mascarilla CPAP que cubre tanto la nariz como la boca puede ser más efectiva, ya que permite continuar con la terapia respirando por la boca si es necesario.
Esta alternativa reduce la incomodidad que provocaría una mascarilla nasal en presencia de una congestión severa.
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Regular adecuadamente la humidificación del equipo
Aumentar los niveles de humidificación del CPAP ayuda a mantener las vías aéreas hidratadas, especialmente cuando el aire frío y seco intensifica las molestias del resfriado.
Un ambiente más húmedo puede suavizar las membranas mucosas irritadas, reduciendo la sensación de resequedad y mejorando la experiencia del tratamiento nocturno.
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Realizar una limpieza más frecuente del equipo
Durante un episodio de enfermedad respiratoria, es recomendable intensificar la limpieza de CPAP.
Limpiar la mascarilla, el tubo y el depósito de agua diariamente ayuda a prevenir la proliferación de gérmenes y mantiene la eficacia del tratamiento.
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Adoptar una postura que favorezca la entrada de aire
Dormir con una inclinación leve del torso, utilizando almohadas o una cama ajustable, puede aliviar parcialmente la congestión nasal y mejorar el flujo de aire.
Esta posición también reduce la presión en los senos paranasales, lo que puede facilitar el uso continuo del equipo durante la noche.
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Consultar previamente con un profesional de salud antes de usar descongestionantes
Aunque ciertos fármacos pueden aliviar la obstrucción nasal, algunos descongestionantes contienen ingredientes que pueden alterar la calidad del sueño o generar efectos no deseados en combinación con el tratamiento.
Por ello, es importante recibir orientación médica antes de iniciar cualquier medicación adicional durante un resfriado.

¿Se puede suspender el CPAP para el tratamiento de apnea del sueño temporalmente?
El uso continuo del dispositivo CPAP, es muy importante para el manejo de la apnea del sueño, pero existen situaciones muy específicas en las que podría ser necesario interrumpirlo de manera temporal.
Cuando una persona atraviesa un cuadro gripal con síntomas particularmente intensos como fiebre elevada, acompañada de debilidad extrema o episodios de vómito, es posible que la colocación de la mascarilla se vuelva inviable, tanto desde el punto de vista físico como del bienestar general.
En estos casos, la decisión de pausar el tratamiento no debe tomarse de forma independiente. Es imprescindible que sea evaluada por un médico, quien podrá determinar si los beneficios de una suspensión superan los posibles efectos adversos.
Esta valoración debe incluir la frecuencia y severidad de las apneas, el estado general del paciente y la duración estimada de los síntomas respiratorios.
Detener el CPAP, incluso por unos días, puede alterar rápidamente la calidad del descanso, reducir la oxigenación nocturna y desencadenar síntomas que ya habían sido controlados. Por ello, cualquier interrupción debe ser breve y planificada, con seguimiento médico, y acompañada de una estrategia clara para reanudar el tratamiento en cuanto sea posible.

¿Cuándo consultar a tu especialista?
Tras una pausa temporal del CPAP o si persisten las molestias a pesar de los ajustes realizados, es importante contactar al especialista en apnea del sueño. Estas son algunas situaciones que ameritan una evaluación médica:
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Dificultad constante para mantener el flujo de aire con el equipo
Si la persona siente que el aire no circula con normalidad o que el esfuerzo por respirar es mayor, puede requerir un ajuste en la presión o una revisión del dispositivo.
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Sensación de presión o incomodidad fuera de lo habitual
Cualquier cambio inesperado en la percepción del tratamiento, como molestias en el pecho, cabeza o garganta, debe ser valorado por un profesional.
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El sueño continúa siendo poco profundo o con muchas interrupciones
Si después de retomar el CPAP no se logra dormir de forma continua o se despierta con frecuencia, podría ser momento de ajustar los parámetros del equipo.
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Síntomas de fatiga persistente o cambios en el estado de ánimo
Cansancio extremo, dificultad para concentrarse o irritabilidad continua pueden indicar que la terapia no está funcionando como debería.
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Molestias físicas asociadas al uso del equipo
El enrojecimiento, presión excesiva en la cara o molestias nuevas al colocar la mascarilla también justifican una consulta médica.
En todos estos casos, el especialista podrá adaptar el tratamiento a la situación actual, ajustar los parámetros del CPAP o recomendar soluciones alternativas hasta que la persona se recupere por completo.

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Pasar por un resfriado o una gripe no implica que debas interrumpir el tratamiento para la apnea del sueño. Al contrario, continuar con el uso del CPAP, haciendo los ajustes necesarios, puede ayudarte a atravesar el malestar sin perder calidad de descanso ni afectar tu recuperación.
Identificar cómo los síntomas respiratorios influyen en el sueño y adaptar tanto el equipo como la rutina nocturna son pasos clave para mantener la terapia en marcha. A veces, pequeños cambios marcan una gran diferencia.
Aun así, es importante recordar que cada situación es diferente. Estar atento a las señales del cuerpo y consultar al especialista cuando algo no se siente bien es parte de un tratamiento responsable. Con el acompañamiento adecuado, es posible continuar la terapia de forma segura, incluso en medio de una enfermedad respiratoria.
En Remify, contamos con los accesorios CPAP que puedes necesitar durante tu tratamiento y te orientamos para que sepas cómo usar tu equipo correctamente en cada etapa del proceso.