
Apnea del sueño: ¿en qué casos se recomienda una cirugía?
Vivir con apnea del sueño puede ser una experiencia agotadora, tanto física como emocionalmente. Por ello, es comprensible que algunas personas se pregunten si la cirugía podría ser una buena opción.
Sin embargo, es necesario comprender en qué casos se recomienda este tipo de intervención y qué aspectos deben ser evaluados junto con el equipo médico para tomar la decisión más adecuada.
¿La apnea del sueño es peligrosa si no se trata?
Sí, la apnea del sueño no tratada puede tener consecuencias importantes para la salud y el bienestar general. Aunque muchas personas piensan que se trata solo de “roncar fuerte” o “dormir mal”, en realidad es un trastorno que afecta la respiración durante el sueño y puede dañar la salud en general si no se trata.
Durante los episodios de apnea, la persona deja de respirar total o parcialmente durante varios segundos, y esto puede repetirse decenas o incluso cientos de veces por noche. Cada interrupción limita la entrada de oxígeno al organismo, lo que activa respuestas de estrés que afectan al corazón, al cerebro y al sistema metabólico.
La apnea del sueño no tratada se ha asociado con un aumento en el riesgo de padecer diversas enfermedades crónicas, entre ellas:
- Hipertensión arterial
Los constantes episodios de falta de oxígeno provocan que el cuerpo libere hormonas de estrés, lo que eleva la presión sanguínea durante la noche y, con el tiempo, también durante el día.
- Enfermedades cardiovasculares
Cuando la apnea del sueño no se trata, el corazón puede verse afectado de manera progresiva. Las interrupciones constantes en la respiración generan alteraciones en el ritmo cardíaco y sobrecargan el sistema circulatorio.
Esto puede provocar la aparición de arritmias, insuficiencia cardíaca, infartos y otros trastornos coronarios, ya que el esfuerzo repetido por compensar la falta de oxígeno debilita el funcionamiento del corazón con el paso del tiempo.
- Accidentes cerebrovasculares (ACV)
El desequilibrio en los niveles de oxígeno y la presión arterial elevada aumentan la probabilidad de sufrir un derrame cerebral.
- Enfermedades metabólicas
La apnea del sueño no tratada también puede afectar el equilibrio del metabolismo. La falta de un descanso profundo y continuo afecta la forma en que el cuerpo regula la glucosa, lo que puede aumentar el riesgo de resistencia a la insulina.
Con el tiempo, este desajuste aumenta la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2, incluso en personas sin antecedentes previos. Además, el mal dormir puede influir en el apetito y en el control del peso, complicando aún más el manejo metabólico.
- Somnolencia diurna y riesgo de accidentes
Uno de los síntomas más comunes en personas con apnea no tratada es la somnolencia excesiva durante el día. Esto afecta la productividad diaria y el estado de alerta, lo que también representa un peligro real.
Quienes padecen apnea tienen más probabilidades de quedarse dormidos al volante, sufrir accidentes laborales o tomar decisiones equivocadas debido a la fatiga crónica.
- Impacto en la calidad de vida
Además de los riesgos físicos, la apnea del sueño deteriora la calidad de vida. Al no dormir bien, se puede experimentar:
- Cambios en el estado de ánimo (irritabilidad, ansiedad, tristeza).
- Falta de energía o motivación para realizar actividades cotidianas.
- Problemas de concentración y memoria.
- Dificultades en las relaciones personales y laborales debido a la fatiga constante.

¿En qué casos se recomienda una cirugía para la apnea del sueño?
Antes de considerar una cirugía, la mayoría de los especialistas en medicina del sueño recomiendan primero el uso de tratamientos menos invasivos, que suelen ser eficaces y con menos riesgos asociados.
Entre ellos se encuentran el uso de dispositivos CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias), la pérdida de peso, los cambios en los hábitos de sueño e incluso algunos dispositivos orales que ayudan a mantener la vía aérea abierta durante la noche.
En muchos casos, especialmente cuando la apnea es leve o moderada, estas opciones son suficientes para mejorar la calidad del sueño y disminuir los episodios de obstrucción. Por lo tanto, la cirugía se considera solo cuando estas alternativas no han dado resultado o no han sido bien toleradas por el paciente.
La decisión de recurrir a una intervención quirúrgica no se toma a la ligera, requiere de una evaluación cuidadosa por parte de un equipo médico especializado. Esta valoración incluye estudios del sueño como la polisomnografía, exámenes físicos detallados y pruebas de imagen o endoscopia para comprender el origen exacto de la obstrucción.
Los casos más frecuentes en los que la cirugía puede considerarse una alternativa terapéutica válida son los siguientes:
- Tabique desviado
El tabique es la estructura que separa las dos fosas nasales. Cuando está desviado, puede dificultar el paso del aire por una o ambas fosas, lo que obliga a la persona a respirar por la boca, especialmente al dormir.
Esta obstrucción puede agravar los episodios de apnea y dificultar el uso del CPAP. La desviación se confirma mediante exploración física o estudios de imagen como la tomografía.
- Hipertrofia de cornetes nasales
Los cornetes son estructuras internas de la nariz que humedecen y filtran el aire. Cuando están agrandados (hipertrofia), pueden bloquear parcial o totalmente el paso del aire por la nariz.
Esto genera dificultad para respirar de forma continua durante la noche y puede contribuir a las interrupciones respiratorias. Su diagnóstico se realiza mediante rinoscopia o endoscopia nasal.
- Amígdalas grandes
Las amígdalas palatinas están ubicadas a los lados de la garganta y, cuando son de gran tamaño, pueden estrechar la vía aérea superior. Esto impide el paso fluido del aire durante el sueño, favoreciendo el colapso de las vías respiratorias.
Esta causa es frecuente en niños, pero también puede presentarse en adultos. Su tamaño se evalúa clínicamente durante una revisión médica.
- Retrognatia (mandíbula retraída)
Se refiere a una posición más retrasada de lo normal de la mandíbula inferior. Esta condición puede hacer que la lengua y los tejidos blandos se desplacen hacia atrás durante el sueño, bloqueando la vía aérea.
La retrognatia suele detectarse mediante examen físico, radiografías o estudios cefalométricos, y es una causa estructural común de apnea del sueño en adultos jóvenes.

¿Cuáles son las cirugías más comunes para tratar la apnea del sueño?
La elección del procedimiento quirúrgico depende de la causa anatómica que origina la apnea del sueño. Las cirugías más utilizadas para tratar este trastorno son:
Uvulopalatofaringoplastia (UPPP)
Es una de las cirugías más frecuentes para tratar la apnea del sueño. Consiste en eliminar o remodelar parte del tejido del paladar blando, la úvula (la campanilla) y, en algunos casos, las amígdalas.
El objetivo es ensanchar la parte posterior de la garganta para que el aire fluya con mayor libertad al dormir. Suele aplicarse en pacientes con obstrucciones en esa zona específica de la vía aérea superior.
Cirugía nasal
Este procedimiento se utiliza cuando hay obstáculos dentro de la nariz que dificultan la respiración, como un tabique desviado o cornetes agrandados.
La cirugía busca corregir estas alteraciones para permitir un mejor flujo de aire nasal, lo que puede mejorar los síntomas de apnea leve o facilitar el uso del equipo CPAP a quienes lo necesitan. Se realiza comúnmente mediante técnicas mínimamente invasivas.
Avance maxilomandibular
Es un procedimiento más complejo que reposiciona hacia adelante los huesos del maxilar superior y la mandíbula inferior. Esto amplía el espacio en la parte posterior de la garganta, reduciendo las probabilidades de que las vías respiratorias se colapsen durante el sueño.
Se indica principalmente en personas con una estructura facial que contribuye a la obstrucción, como en casos de retrognatia.
Amigdalectomía
Este procedimiento consiste en la extirpación de las amígdalas palatinas cuando su tamaño es excesivo y está bloqueando el paso del aire.
Aunque es más común en niños, también puede indicarse en adultos si se confirma que las amígdalas grandes están contribuyendo a los episodios de apnea. Es una cirugía relativamente sencilla y bien tolerada.

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¿La cirugía puede curar la apnea del sueño?
La cirugía puede ser una opción efectiva para reducir los síntomas de la apnea del sueño, y en algunos casos, incluso eliminarlos. Esto ocurre especialmente cuando la causa del trastorno está asociada a una obstrucción anatómica identificable.
Al corregir quirúrgicamente esa obstrucción, es posible que el flujo de aire durante el sueño mejore, disminuyendo los despertares nocturnos, los ronquidos y los episodios de apnea. Sin embargo, aunque los resultados pueden ser muy positivos, la cirugía no garantiza una cura definitiva en todos los casos.
La efectividad de la cirugía depende de diversos factores, como el tipo de apnea (obstructiva, central o mixta), la severidad del trastorno, la técnica quirúrgica utilizada y las características individuales de cada paciente.
Algunas personas pueden requerir seguimiento médico posterior, nuevos estudios del sueño o incluso continuar con algunos tratamientos como el uso del CPAP o cambios en el estilo de vida.
Por esta razón, la cirugía debe entenderse como parte de un abordaje integral y personalizado, no como una solución universal.

¿Es una operación tu mejor opción para tratar la apnea del sueño?
La cirugía puede representar una opción efectiva para tratar la apnea del sueño en ciertos casos, especialmente cuando los tratamientos convencionales, como el CPAP, los dispositivos orales o los cambios en el estilo de vida, no han funcionado y existe una causa anatómica claramente identificable.
En estas situaciones, una intervención quirúrgica puede reducir o incluso eliminar los síntomas, mejorando la calidad del sueño y la salud general del paciente.
Sin embargo, es importante recordar que la cirugía no es la primera alternativa ni una solución automática para todos los casos. Requiere una evaluación médica especializada, que considere el tipo y la gravedad de la apnea, las características individuales del paciente y las posibles ventajas frente a los riesgos.
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